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Las consecuencias de la victoria borbónica

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La Universidad de Cervera

 

La creación de la Universidad de Cervera

 

“En 1714, después de la Guerra de Sucesión y como fruto de una política absolutista, la Universidad de Barcelona fue cerrada y trasladada a Cervera.

 

Recordamos una serie de hechos como el asedio de Barcelona, la destrucción del Consejo de Ciento, la supresión de la Generalitat, el restablecimiento de la Inquisición, la demolición del barrio de la Ribera y la quema de títulos y privilegios en el Salón San Jordi.

 

Esta medida no afecto tan solo a la Universidad de Barcelona, sino también a las de Lleida, Girona, Tarragona, Vic y Solsona (Aragón, 1973).

 

La Facultad de Medicina, situada en el Hospital de la Santa Cruz, se quedó en Barcelona hasta 1717, año que pasó a Cervera. Esta nueva Facultad tuvo una serie de inconvenientes debido a:

 

  1. Un profesor de escasos méritos y sin estímulo de los honorarios que determina la cátedra.
  2. La falta de material de enseñanza de tipo clínico y anatómico. Las clases prácticas se hacen en el Hospital de Cervera que servía solo para los enfermos pobres (Massons, 1976). En 1718 Cervera tenía 2112 habitantes.

 

Pese a estas deficiencias, al profesorado no le faltó buena voluntad. Mantuvieron contactos con la Universidad de Montpellier e hicieron planes de reforma de la enseñanza. Alumnos ilustres como Jaume Balmes, Milà i Fontanals y Antoni Gimbemat salieron de Cervera.

 

Boguñà i Ponsa JM, Conill i Serra V. La facultat de medicina: de Cervera a Barcelona. Història de la Universitat de Barcelona?: I Simposium 1988. Barcelona: Publicacions Universitat de Barcelona, 1990

 

 

La Universidad de Cervera: ¿castigo o intento modernizador?

 

 

Frente a la opinión mayoritaria que encontramos en buena parte de la bibliografía que considera la creación de la Universidad de Cervera un acto de castigo contra los enemigos de los borbones y un retroceso en el desarrollo científico catalán, encontremos autores que discrepan. Presentamos aquí algunas muestras de este debate historiográfico.

 

 

“Cuando Espartero firmó el traslado definitivo en el verano de 1842, comenzó la leyenda de la Universidad y, esta, seguramente habría dado unos frutos mejores que los pronosticados por sus detractores, desde 1715. El siglo XVIII fue su época grande, con Finestres encabezándola.

 

La Universidad de Cervera, siempre desde mi punto de vista, fue un hecho bastante positivo y, como todas las cosas vivas, tiene cosas buenas y cosas malas, pero la expansión cultural hacia los lares del interior y su carácter popular que da cabida a muchos estudiantes económicamente débiles es una cosa innegablemente de la misma. Su gran edificio y su documentación, nos recuerda a su presencia y su vitalidad, susceptible siempre de ser estudiada más que ser alabada o vituperada sin fundamentos, como ha sucedido muchas veces.”

 

Magarzo i Vaquer, À. Estudis i estudiants a la Universitat de Cervera, 1715-1842. Miscellania Cerverina, 1993; (1), 93–104.

 

“He comprobado que los historiadores profesionales de más prestigio nos presentan una pragmática de Felipe II como uno de los factores fundamentales que fueron la causa de nuestro retraso en el progreso de la ciencia y la técnica. Y, a la vez, por lo que concierne al bajo nivel de Medicina y Cirugía de los setecientos en Cataluña, se consideran como factores originarios: la supresión de las Universidades catalanas en el año 1714, y la fundación de la Universidad de Cervera. La repetición de estos conceptos hace que se recuerden, con mucha sorpresa, cuando en las lecturas de los libros y documentos de archivo se comprueban hechos históricos que contradicen lo que se ha repetido tantas veces para los historiadores.

 

Riera Blanco, M. (1990). La història de la medicina i la Universitat de Cervera. Gimbernat Revista Catalana d’història de la medicina i la ciència, 1990; 14, 255–269.

 

 

Uso del catalán científico después del Decreto de Nueva Planta

 

“Con la situación que hemos descrito anteriormente, se implanta en Cataluña el Decreto de Nueva Planta, que constituyó una represión fortísima sobre la lengua catalana, que es apartada del uso público y oficial. Un factor muy importante es la creación de la única universidad que habrá en Cataluña desde la implantación del Decreto, sustituyendo a todas las universidades catalanas existentes hasta 1714.

 

No obstante, algunos autores han querido restar importancia al hecho de que la enseñanza castellana de Cervera, aludiendo al anterior abandono de la lengua catalana en el uso científico, de tal manera que el castellano restringió el uso del latín. La importancia que puede tener Cervera en dicha represión radica en el hecho de que la lengua catalana fue prohibida absolutamente por la docencia. Moreu-Rey recoge, hablando de Josep Finestres (una figura muy representativa de la Universidad de Cervera), que este “no quiso “borbonearse” como sus colegas y utilizaba el castellano muy a regañadientes. Según los reglamentos, las clases se hacían en latín y las explicaciones se daban en castellano”.

 

Todas estas consideraciones nos fijan en un contexto histórico, unas circunstancias, en las que tenemos que poner el conjunto de obras de Anton de Borja y Carles Pallejà. Creemos que todo esto da una significación especial, a tener muy en cuenta, cuando se estudia esta obra quirúrgica; toda ella patente en el interés de seguir utilizando nuestra lengua.

 

Pensamos, y tenemos que constatar-lo, que los barberos-cirujanos y los cirujanos romancistas no estaban licenciados en Artes (licenciatura que podemos comparar con los estudios de bachillerato actuales) y no habían estudiado, por tanto, latín. Esta es una razón principal para la explicación del predominio del catalán en las obras quirúrgicas, hecho que, por otra parte, pasa igualmente en otros idiomas.

 

Borja y Pallejà escriben sus libros y traducciones pensando, entonces, en que los estudiantes o jóvenes cirujanos tuviesen la facilidad de que hubiese textos en catalán para su estudio. Borja, juntamente con Pallejà, se preocupa por traducir los libros castellanos más estudiados de la época. Asimismo, Borja escribe manuscritos por si sus hijos quisiesen “seguir con el arte de la cirugía”.

 

Vallribera i Puig P. L’Obra mèdica catalana de dos cirurgians del 1700?: Anton de Borja i Carles Pallejà. Barcelona: Promociones Publicaciones Universitarias, 1987.

 

El exilio

 

El exilio austriacista

 

“En la Cataluña del 1700, pese a que los medios estaban, poco o mucho, politizados, las realidades geográficas lejanas como el Imperio, el archiducado de Austria o el reino de Hungría no eran del todo desconocidas. Dejando de lado los precedentes medievales, cabe recordar que la relación entre estos territorios y los reinos peninsulares fue permanente desde que Carlos V es coronado como monarca hispánico. La lucha contra el turco – especialmente álgida durante los asedios de Viena de 1529-1532 y 1683 - generó un espacio propio en el imaginario colectivo de los catalanes, por otro lado, trastornado por los ataques continuos de los cuerpos magrebíes. En ambos asedios hubo una participación cuantitativamente escasa, pero socialmente significativa, de voluntarios catalanes – que en el segundo caso fue protagonizada por menestrales.

 

Juntamente con este ámbito que afectaba, sobre todo, el imaginario, hubo dos pilares básicos de relación con el Imperio. Por un lado, tenemos la presencia de tercios de la monarquía hispánica en las guerras de Europa. Por otro lado, la otra vía de contacto surgió de la lucha contra la Reforma protestante, común a las dos ramas familiares de los Habsburgos.

 

Todo ello nos puede ayudar a entender la importancia del exilio, tanto en el plan cuantitativo – emigraron, como veremos, más de 25.000 personas – como por su estancia, que en muchos casos significó una disolución final en las sociedades de acogida."

 

Alcoberro i Pericay A. L’Exili austriacista, 1713-1747. Barcelona: Fundació Noguera, 2002.

 

El Hospital de los Españoles en Viena

 

“Entre todos los ámbitos de la sociabilidad, el Hospital de la Nación española o el Hospital de los españoles, en Viena, fue el que tuvo un carácter más claramente asistencial y el que favoreció de manera más directa el colectivo popular. La institución manifestó también la voluntad del emperador de ayudar a los exiliados, especialmente los soldados y oficiales que le habían servido.

 

Las normas de funcionamiento del hospital se basaban en “las constituciones y reglas de los hospitales generales de Barcelona, Zaragoza y Valencia”. Los pacientes que fueron asistidos provenían de los territorios gobernados por los consejos de España y de Flandes.

 

Anexa al hospital, se construyó una iglesia que fue puesta debajo de la advocación de la Madre de Dios de la Mercè; el templo fue consagrado por el arzobispo de Viena en febrero de 1724. Según Castellví, “«por particular devoción del emperador, fue dedicado el templo a la Virgen de la Merced, y por tutelares San Jaime y Santa Eulalia barcelonesa». Una imagen de la Madre de Dios de la Mercè presidía el altar mayor. “

 

Alcoberro i Pericay A. L’Exili austriacista, 1713-1747. Barcelona: Fundació Noguera, 2002.

 

El exilio de los estudiantes de medicina

 

“La desaparición del Estudio de Barcelona y la posterior creación de la Universidad de Cervera modificó de arriba abajo el mapa geográfico de obtención de grados universitarios por parte de los estudiantes catalanes a lo largo de todo el siglo XVIII. En realidad, la facultad de medicina de Cervera casi no adquirió el carácter de substitución natural de la facultad de medicina de Barcelona para los estudiantes catalanes. Según Peset i Mancebo, las facultades de medicina de Valencia – en este caso, también las facultades de leyes y teología - y Zaragoza fueron las más buscadas entre los estudiantes universitarios españoles del siglo XVIII, mucho por delante de otras universidades, tan importantes como la de Salamanca, que era la que daba la pauta en materia de planes de estudio de medicina, o bien las de Valladolid o Sevilla.

 

La facultad de medicina de Valencia experimentó un aumento constante en el número de estudiantes durante todo el siglo XVIII y en especial durante la segunda mitad del mismo: 173 estudiantes en el año 1750, 224 en 1770 y 237 en 1790. En valorar el crecimiento de la población estudiantil en la facultad de medicina, estos autores han destacado la afluencia de estudiantes catalanes. Razones de índole geográfica, pero especialmente econòmicas así como facilidades académicas, hicieron que el destino predilecto de estos estudiantes se trasladara de Valencia a Huesca a mediados de siglo. La facultat de medicina de Huesta se había convertido en un polo de atracción de estudiantes catalanes desde 1719, pero fue a mediados de siglo cuando consolidó su carácter de destino preeminente entre las universidades españolas. Entre los años 1749 y 1758 más del 80% de sus estudiantes eran catalanes. 

 

Zarzoso A. L’Exercici de la medicina a la Catalunya de la Il·lustració. Manresa: Arxiu Històric de les Ciències de la Salut. 2006.

 

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