“Aquí decimos alguna cosa de las antiguas universidades de Cataluña que, como verá el lector, correspondían a cada una de las diócesis catalanas, exceptuando las de Tortosa y Urgell. Señalamos que por Universidades de Cataluña también incluimos los Estudios Generales de Valencia, los de la ciudad de Mallorca y muchos otros que, en este momento, no nos atañen, pero podríamos poner ejemplos como el del Estudio General de Perpiñán, sufragáneo de la metropolitana de Tarragona hasta la anexión del Rosellón en Francia pese a que, el Estudio se consideró siempre integrado en el Principado y había sido creado, dotado y favorecido por nuestros reyes; pero, a finales del siglo XVII, aun siendo todavía una universidad catalana, ya no pertenecía a Cataluña y no fue víctima de la represalia felipista que destruyó totalmente todas sus hermandades de Lleida, de Girona, de Barcelona, de Tarragona, de Vic y de Solsona.”
Folch A. Les Universitats de Catalunya al tombant del segle XVII. Barcelona: Dalmau, 1972.
“Jaume II (1291-1327) fundó el Estudio General de Lleida, en virtud del privilegio de la fecha 1 de septiembre de 1300. Las Facultades autorizadas serán las de Derecho Canónico y Civil, Medicina, Filosofía y Arte. Desde los inicios de la implantación del Estudio General de Lleida, que se instauró en régimen de monopolio, es decir, la docencia solo podía tener lugar en Lleida dentro de la Corona de Aragón, estableciéndose tres niveles de formación que condujeran a la obtención de la titulación para el ejercicio de Medicina. Un primer nivel fue la gramática; un segundo, la filosofía y la lógica; y, el tercero la formación específica de la profesión. También es necesario señalar que, en las primeras épocas del Estudio, los médicos, contratados para la lectura de las cátedras de Arte y Medicina, son nombrados maestros y no doctores como los de los Cánones y Leyes. Será en el año 1391, por un privilegio de Joan I, donde se reconocen los méritos de los maestros de Medicina y Artes del Estudio en LLeida. Más tarde, en la reforma de 1575, a los maestros de la Facultad se les nombró doctores por primera vez. Para obtener el grado de doctor, los estatutos del año 1662 nos indican expresamente los distintos niveles de formación que es necesario acreditar:
- La aprobación por el prefecto de los Jesuitas de los llamados estudios de gramática, humanidades y retórica (impartidos en sus escuelas en tres cursos).
- Aprobar dos cursos de Filosofía
- Obtener el título de bachiller en Filosofía
- Obtener el título de bachiller en Medicina, previa aprobación de los tres cursos de Medicina.
- Aprobar cuatro cursos de Medicina y prácticas siete meses
- Obtener el título de doctor en Medicina.
Y, para acabar, cabe mencionar que la novedad de la reforma del 1693 fue la creación de la cátedra de Cirugía.
Esteve i Perendreu F. Distints nivells d’estudis per a graduar-se en Medicina a l'Estudi General de Lleida (ss.XIII-XVIII). Gimbernat Revista catalana d’història de la medicina i de la ciència. 1995; 23(1): 83–94.
"La Facultad de Medicina, que se benefició de la existencia del antiguo Estudio fundado por Martín el Humano en 1401, se convirtió en el principal centro del saber médico en la Cataluña de los siglos XVI y XVII. El elevado número de cátedras y la labor de sus profesores no dejan duda acerca de su notable nivel. Pero lo más importante es que participó -aunque no en primera fila como Valencia, sino en un discreto segundo plano- de los principales movimientos renovadores de la medicina europea. Desde el humanismo médico y la anatomía vesaliana hasta la cirugía práctica y la nueva botánica médica. Este apogeo fue estimulado por su vinculación con un gran centro Hospitalario como el Hospital General de la Santa Cruz y, sobre todo, por la organización de un modelo coherente de actividad asistencial y de formación científica del personal sanitario, concebido y llevado a cabo por las mismas élites urbanas que financiaban y gobernaban la universidad.
Tras el acuerdo [en 1565, de unión perpetua e indisoluble entre la universidad de los médicos y la universidad del Estudio General] la enseñanza de la medicina cambió radicalmente gracias a la actividad de un grupo renovador que consiguió imponer las corrientes renacentistas e impulsó la expansión de la facultad barcelonesa hasta convertirla en uno de los centros más adelantados de toda España, junto con Valencia, Alcalá y Salamanca."
Cátedras de Medicina (1596 / 1598) |
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Hora |
1596 |
1598 |
De 7 a 8 |
Principios |
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De 8 a 9 |
Anatomía y simples |
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De 9 a 10 |
Mayor de Galeno |
Curso trienal |
De 10 a 11 |
Cirugía |
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De 2 a 3 |
Menor de Galeno |
Hipócrates |
De 3 a 4 |
Hipócrates |
Curso trienal |
De 4 a 5 |
Práctica |
Curso trienal |
Fernández Luzón A. La Universidad de Barcelona en el siglo XVI. Barcelona: Publicacions i Edicions Universitat de Barcelona, 2005.
"[Sus disciplinas] Están bien especificadas en la bula pontificia de su erección. Se le otorga la facultad de leer públicamente, enseñar e interpretar todas las facultades y ciencías, tanto mayores como menores, esto es las Siete de las Artes Liberales, Medicina, Derecho, Civil y Canónico, y la sagrada Teología, y en cada una de estas facultades poder condecorar con los grados, tanto del Bachillerato como de la Licenciatura, Magisterio y Doctorado, a la manera de los demás colegios y universidades del O. de Pred., con todos y cada uno de los privilegios, exenciones, inmunidades, prerrogativas y gracias, tanto pontificias como reales, de que están dotados los demás colegios y universidades de la misma Orden, y sus rectores, lectores, padres y demás personas, tanto seculares como regulares, a ella por cualquier motivo adscritas. Le concede los mismos derechos y privilegios de que disfrutaban las universidades de Sevilla, Alcalá de Henares, Salamanca, Valladolid y todas los demás colegios y universidades de España de la Orden de Sto. Domingo."
Serra Vilaró J. Universidad Literaria de Solsona. [s.l.]: Sugrañes Hnos, 1953.
“Girona tiene la gloria de haber conseguido el segundo lugar, cronológicamente, de los estudios generales de Cataluña. Su concesión, posterior casi un siglo y medio de la de Lleida, se avanza unos años antes que la de Barcelona. Pese a lo que debía comportar para Girona tal concesión, el establecimiento del Estudio se retrasó. No sabemos con certeza las causas. El Estudio General de Girona, pues, no fue una realidad hasta la segunda mitad del siglo XVI. En el siglo XVII, parece que el Estudio de Girona fue creciendo en el cenit de su gloria. El establecimiento y dotación de cátedras se fue sosteniendo alabablemente y llegó un momento en que funcionaban diecisiete sillas, donde se explicaban todas las facultades con aptitud de conceder todos los grados de las ciencias que se leían como los de bachiller, la licenciatura y el doctorado, así como, la maestría en Artes."
Folch A. Les Universitats de Catalunya al tombant del segle XVII. Barcelona: Dalmau, 1972.
“Fue el cardenal Gaspar Cervantes de Gaeta quien en el año 1527 dotó Tarragona de su Universidad Literaria, rompiendo todas las barreras que se oponían y todos los privilegios que daban la exclusividad de estudios superiores en otras ciudades. […] La trayectoria de la Universidad de Tarragona fue brillantísima durante su primera cincuentena. Una vez iniciado el segundo cuarto del siglo XVII, una serie de calamitosas circunstancias disminuyeron las rentas universitarias porque, con los trastornos, algunos de los bienes se perdieron y, eso supuso una gran contrariedad por no poder satisfacer puntualmente el salario de los catedráticos y las cátedras no siempre fueron atendidas como fue deseable. Esta problemática económica exhaló ostensiblemente la prosperidad académica; pero lejos de anulársela, todavía se mantuvo decorosamente el buen renombre de los primeros años, estando servida por profesores que asumieron la celebridad y que confirieron un prestigio admirable.
Folch A. Les Universitats de Catalunya al tombant del segle XVII. Barcelona: Dalmau, 1972.
“La universidad de Vic arrancó con la docencia que se practicaba en su sede, de la misma forma en que se instituyeron más o menos todos los canónigos episcopales de nuestra tierra por la instrucción de los clérigos. Pero, no podemos considerar está enseñanza, ni el Estudio de Vic como una verdadera universidad con facultad de conferir grados, aunque era la que tenía que darle esa categoría; y que, con una embajada conjunta de las corporaciones municipal y canóniga se solicitó dicha categoría al rey Felipe III, para junio de 1599, cuando el monarca se encontraba en Barcelona para presidir las Cortes.
El día 26 de junio de 1599, el rey otorgó el poder de conceder grados académicos, si bien esta concesión estaba limitada solo en las facultades de Artes y Filosofía.
Era necesario para la nueva Universidad, con tal de obtener la plenitud satisfactoria en la concesión de los grados de Artes y de Filosofía, facultades por privilegio real, conseguir la debida sanción o indulto apostólico que lo confirmara. Finalmente, fue Felipe V quien, en un documento real firmado en 14 de marzo de 1702, otorgó a la Universidad de Vic que pudiese conceder grados a las facultades de Sagrada Teología y Leyes. Sin embargo, el gozo duró poco y todavía fue una realidad soterrada por una lucha civil, la Guerra de Sucesión, que conllevo el sarcasmo de la extinción de la misma, por decreto del mismo rey Felipe V, quien la había encumbrado tanto.”
Folch A. Les Universitats de Catalunya al tombant del segle XVII. Barcelona: Dalmau, 1972.
Uso del catalán científico antes de 1716
“Cuando llegó el siglo XVIII, la lengua catalana ya había sido casi apartada de las labores científicas en nuestro ámbito. Durante los doscientos años anteriores, el catalán, tan utilizado antiguamente en las obras médicas, fue cediendo progresivamente. A partir del 1500, efectivamente, la lengua catalana fue abandonada, más que por el castellano, por el uso de la lengua latina. Esto pasa sobre todo en las clases dirigentes, que usan latín y castellano casi exclusivamente, pero también en el ámbito de la literatura médica.
Es cierto que procede, en estos momentos del siglo XVI, un descenso evidente de la vida catalana desde un punto de vista político, y también científico, que coincide con la eclosión de una medicina castellana que asume un gran nivel científico. A partir de ahora serán numerosas y, generalmente, de alta calidad, las obras médicas y quirúrgicas castellanas.
No hay, pues, demasiada cantidad de obras médicas o quirúrgicas escritas en catalán durante estas dos centurias. Y casi todas las que conocemos son, o bien tratados de cirugía, o bien estudios sobre la peste. En todas estas obras la lengua catalana es usada por la razón del desconocimiento del latín de muchos cirujanos – barberos – cirujanos (en cuanto a libros quirúrgicos) o bien porque se trata de obras destinadas a la divulgación, más que a los médicos (en cuanto a obras sobre la peste, en las que se dan consejos sobre su prevención y curación)."
Vallribera i Puig P. L’Obra mèdica catalana de dos cirurgians del 1700?: Anton de Borja i Carles Pallejà. Barcelona: Promociones Publicaciones Universitarias, 1987.