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Adons Rufat M, Boté Obrador R C, Coma Constansó N. La dona dins la història de la medicina catalana
La mujer ha tenido, durante toda la historia, un papel muy secundario al del hombre y, evidentemente, se ha visto reflejado en la práctica de la medicina. Pese a que se está avanzando hacia una igualdad entre géneros y se buscan sociedades igualitarias en derechos, este proceso es muy lento y, aún nos encontramos en un punto cercano a las ideas conservadoras sobre el rol de la mujer como individuo y, en relación con la familia. Asimismo, vemos que, en el campo de la medicina, como en tantos otros, que la mujer ha ido ganándose un lugar, ha sido una evolución lenta y difícil, sobre todo, para las mujeres que iniciaron el proceso. Actualmente, en las nuevas generaciones de médicos y en las universidades existe una mayoría bastante diferenciada de mujeres, aunque los cargos de más responsabilidad están, prácticamente todos, en manos de los hombres. Las primeras mujeres interesadas en la práctica de la medicina estaban mal vistas. Dejando de lado las comadronas, se vieron sometidas a todo tipo de humillaciones. Solo hace falta pensar que la figura fantasiosa y misteriosa de la bruja surgió de la catalogación de mujeres que en la Edad Media practicaban cuidados y hacían de farmacólogas. Los intereses de la Iglesia, que en aquella época lo dominaban todo, llevaron a que estas mujeres que practicaban medicina tradicional se viesen perseguidas y asesinadas. Es curioso tener presente que la figura del brujo o "curandero", que equivalía a la de la bruja, es, en cambio, mejor vista y respetada. En la Baja Edad Media, eran pocas las mujeres que hacían labores sanitarias, ya que necesitaban ser autorizadas por los reyes para poderlas realizar. En aquellos momentos no existían titulaciones y su formación se basaba en la práctica. Eran, sobre todo, comadronas. Durante la Época Moderna, el papel más importante lo tenían también como comadronas. Cuando aparecían las titulaciones de medicina, las mujeres lo tenían muy difícil para acceder, no obstante, lentamente la cosa se fue normalizando. Las médicas se habían vinculado desde siempre a los cuidados de los partos, bebés y otras mujeres. Entre las primeras licenciadas predominaba la práctica de la pediatría y la ginecología. También, los primeros doctorados hechos por las primeras licenciadas son trabajos sobre la sanidad de las mujeres. Así como los trabajos de divulgación y las revistas sanitarias en las que colaboraban (y también dirigían), las médicas trataban también sobre las mujeres. Esto nos hace pensar que seguramente la sanidad más relacionada con la figura femenina había estado muy abandonada hasta las horas, víctima de una práctica sanitaria dominada por los hombres. Actualmente, el 70% de los alumnos de medicina son mujeres y un 40% de los médicos que ejercen también. Se calcula que en 15-20 años se igualarán el número de colegiados hombres y mujeres. En la medicina general es donde existen más mujeres, son la mitad; y, solo un 27% se especializan. Tanto este hecho como el que prácticamente no haya cargos de más responsabilidad llevados por mujeres se puede deber a varias cosas, pero fundamentalmente: al hecho de que la incorporación de la mujer al mundo laboral ha sido más tardía y, por tanto, en la franja de edad en que se consiguen estos puestos, que es alrededor de los 40-50 años, hay menos mujeres que hombres ejerciendo; el hecho de la maternidad, que además, coincide con el momento de máximo esfuerzo profesional para conseguir este tipo de cargos; y, una sociedad con demasiadas reminiscencias machistas. Como conclusión final, podríamos decir que durante la historia el papel de la mujer en la práctica de la medicina se ha visto infravalorado, pero ha ido evolucionado con la incorporación de más mujeres en la práctica de la medicina; hasta el momento actual, en que se ha llegado a una igualdad, pero todavía no es total y en la que se tiene que seguir trabajando a nivel social, para que, por ejemplo, la maternidad no suponga un obstáculo en la carrera profesional de las médicas del futuro.
Amestoy Torre É, Bonilla Quijada M R, Campos Miguel I M. La dona i la medicina
Con este trabajo podemos concluir diciendo que las primeras doctoras representaron el punto de partida que ha llevado a la situación actual de feminización de la medicina. Como hemos explicado a lo largo de todo el trabajo, el camino del reconocimiento de las médicas fue largo y pesado, habiendo de superar los grandes obstáculos que tanto profesores como los colegas le iban poniendo. Pese a esto, han conseguido tener importantes premios a lo largo de toda la carrera. Muchos de estos problemas continúan vigentes, pero todo apunta a que la mujer tendrá un papel muy importante en el campo de la salud en el futuro. Debido a que es un tema bastante innovador y candente, hemos tenido dificultades para buscar la información, por la falta de libros y webs relacionadas con la mujer y la medicina.
Caballeró Lladó M Q, Llaberia Torrelles M. Martina Castells Ballespí i Dolors Aleu. Dones metges al segle XIX. Curs 2009-10
Una vez finalizado el cuerpo de nuestro trabajo es el momento de sacar las conclusiones. Desde un principio nos dimos cuenta de la dificultad de documentarnos sobre la mujer médica a lo largo de la historia. La mujer ha sido, en general, olvidada en la memoria colectiva y este ha sido durante muchos años el pilar que ha permitido que se mantuviese en una posición de sumisión. Estudiando estas dos médicas nos hemos enterado de que había mujeres que eran conscientes de su situación marginal y que haciendo todo lo que estaba en sus manos para intentar cambiarlo o al menos, para intentar concienciar al resto de la población. Esta búsqueda nos ha servido para reforzar la importancia que otorgamos a la educación. La educación de la mujer es una de las bases para el desarrollo de una sociedad y, en aquella época era el detonante que ayudaría a estas a darse cuenta de que tenían las mismas facultades que los hombres y, por tanto, también tenían que tener los mismos derechos y oportunidades. En general, podemos apreciar cómo, en estos últimos años se ha producido un desarrollo enorme en medicina, cosa que coincide con la introducción y la adaptación de la mujer en este ámbito, al mismo nivel que el hombre. Por último, nos gustaría hacer un llamamiento a la humildad, la responsabilidad y al sentido común. Como sabemos, la medicina tiene una función social muy importante y, por ello, tiene una responsabilidad: lo hemos visto en este trabajo con las argumentaciones biológicas que justificaban la sumisión de la mujer al hombre, su inferioridad respecto al hombre que la disponía a una función vital de reproducción y cuidado de los hijos y el marido. Podríamos mencionar muchas otras ideas y acciones del colectivo médico o de médicas en concreto que han perjudicado a la sociedad en diferentes momentos de la historia. La búsqueda histórica y la reflexión que se deriva de la misma nos enseña a aprender de los errores, a apreciar la importancia de las consecuencias de una idea o de una acción, y debemos ser suficientemente hábiles para darnos cuenta de que el futuro de la medicina y el bien social que se puede derivar de ella está en nuestras manos, así como también es responsabilidad nuestra ver los posibles efectos de nuestra contribución o no contribución con el sistema imperante.
Escolà i Escrivà J, Martínez i Nadal G. Metgesses, de l'Excepció a la Regla. Curs 2009-10
Conocedores del periplo que tuvieron que superar las primeras mujeres para doctorarse en medicina nos preguntamos incrédulos qué podía llevar a aquellas sociedades a negar a las mujeres el acceso al conocimiento, ya que la situación actual hace patente que nada inhabilita a la mujer para ejercer la medicina. Quizá, mediante mecanismos que desconocemos, aquella privación se ha convertido en un estímulo que ha llevado a la mujer a cursar estudios superiores cosa que nos explicaría el claro predominio actual de las mujeres en las universidades catalanas. Pero lejos de volver a aventurarnos a hacer valoraciones de este tipo que atañen a otras disciplinas, nuestro estudio se limita a hacer una valoración objetiva de la evolución de la participación de la mujer en la medicina de nuestro país, prestando especial atención a la memoria justa y necesaria de aquellas que fueron pioneras en cursar estudios de medicina. No podemos olvidarnos de nuestro pasado porque en él encontramos las claves para entender el presente y afrontar los retos del futuro desde la experiencia de nuestros antepasados. Los tiempos cambian y la profesión médica pone al día sus formas para dar respuesta a las necesidades de nuestra sociedad actual y seguramente, en la definición de este nuevo perfil profesional, depositario de la suma de ilusiones y anhelos de los médicos y de las médicas de hoy, el predominio femenino jugará un rol central.
Moret Puig C. Dona i medicina. Les primeres universitàries de Catalunya: Helena Maseras, Dolors Aleu i Martina Castells. Curs 2010-11
Gracias a estas y otras mujeres, que tuvieron que luchar mucho para poder conseguir sus objetivos, hoy en día podemos pisar las aulas de las Facultades. Ellas vivieron momentos felices al verse realizadas, pero también tuvieron muchas dificultades, sobre todo largas esperas para conseguir permisos y problemas con algunos prohombres que consideraban que se debían mantener las tradiciones respecto a las mujeres. Pero todavía hay bastante trabajo por hacer, países donde las mujeres no pueden formarse y están ligadas a la voluntad del marido, como tenían que hacer Dolors Aleu o Martina Castells. Por tanto, hace falta luchar por lo que uno quiere y ser valiente y paciente, ya que antes o después, las cosas cambian y los vientos acaban soplando a tu favor. Es por eso que llegará un punto en que habrá tantas directoras como directores, tantas decanas como decanos y tantas directivas como directivos y no habrá diferencia entre ellos. No tendríamos que olvidar nunca el nombre de estas mujeres, pioneras, y tendríamos que homenajearlas y recordarlas públicamente más a menudo, como las primeras universitarias de Cataluña que fueron.
Morón Asensio S. La dona en la història de la medicina. Curs 2009-10
Las mujeres que han querido dedicar su vida a la medicina no lo han tenido fácil, como hemos podido ver: las que han podido acceder han sido desacreditadas y desmerecidas de su aportación; otras, no han podido acceder. No obstante, ¿cuál es la razón de esta discriminación? En el pasado podemos decir que para una sociedad machista era impensable que la mujer estuviese capacitada para ejercer un trabajo fuera de casa, ya que eso implicaba que la familia quedaba desatendida y que la mujer podía comenzar a pensar y convertirse en igual de inteligente que el hombre y, por tanto, igual de poderosa. A parte del miedo del hombre de perder poder, tenemos que añadir que la mujer siempre ha sido considerada como un ser inferior en todos los sentidos. Pero ¿cuál es la excusa ahora? La sociedad ahora no se reconoce como machista ni misógina, ahora todo el mundo se considera “moderno”, sin prejuicios. Pero, si prestamos atención a qué trabajos hacen las mujeres, a cuántos altos cargos han podido acceder y cuál es su salario en comparación con el de los hombres podremos sacar una conclusión más que irrefutable: la mujer todavía no está en igualdad de condiciones con el hombre. Está claro que la condición de la mujer en la medicina desde la época de Oliva Sabucco ha mejorado mucho, no podemos decir que nos podamos dar por satisfechas. Una mujer médica con un hijo tiene menos posibilidades para ser contratada que un hombre para un alto cargo, solo por el hecho de que supongamos que será la mujer la que cuidará del hijo y necesitará más tiempo libre y no podrá atender su trabajo en las mismas condiciones que el hombre. Esto sólo es un ejemplo de las discriminaciones que sufre la mujer hoy, en el siglo XXI, en el trabajo de médico. Pese a esto, el número de mujeres que estudian medicina sigue aumentando y, hace falta confiar que gracias al papel que jugaron todas estas mujeres de las que he hablado, algún día haya completa igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de trabajo y de vida.
Murga Miralles C de. Cirurgianes, llevadores i metgesses medievals. La dona a la medicina de la Corona d'Aragó (segles XIII-XV). Curs 2011-12
Pese a que la incorporación de la mujer en el campo de la medicina pueda parecer un fenómeno reciente, se debe tener en cuenta que siempre ha habido (y, probablemente, siempre habrá) sanadoras de todo tipo, desde los inicios de la civilización humana hasta la época actual. La Edad Media se considera con frecuencia (y, probablemente, de manera errónea) como una época oscura, donde el papel de la mujer era menospreciado y cualquier sospecha sobre sus actividades la llevaba a ser perseguida como una bruja. Pese a ello, y como hemos ido viendo en este trabajo, existieron médicas, cirujanas, boticas y comadronas, así como hubo reinas y abadesas. La importancia de la mujer medieval en la salud de su tiempo no puede medirse sólo basándose en las relativas y escasas licencias reales con el nombre propio que podemos documentar en la actualidad. Probablemente, hubo muchas más médicas, cirujanas y comadronas, anónimas para nosotras, que no quedaron documentadas en los archivos reales o que no han llegado hasta nosotras. No hay que olvidar tampoco que, fuera del ámbito profesional, la mujer era la encargada de cuidar de los enfermos de la familia; las religiosas atendían a los enfermos en las enfermerías de los conventos; y, las amigas y familiares aconsejaban y cuidaban a las embarazadas y parteras. En definitiva, este trabajo pretende reflejar que la figura de la médica o la cirujana, que tendemos a ver como una cosa relativamente nueva, no lo es en absoluto. En nuestra propia historia contamos con muchos ejemplos que se remontan a siglos y siglos atrás, demostrando que la participación femenina en la salud ha sido una realidad en todas las épocas.
Sandoval Roig R. Dona i Medicina
Yo como mujer que soy y médica que quiero ser, creo que este es un problema muy importante para nosotras. Y no sólo por lo que nos podemos encontrar el año que viene, cuando, título en mano, no sabremos qué hacer con él (si colgarlo en la pared o guardarlo bien escondido para que nadie se entere de nuestro fracaso), sino también por la responsabilidad que nos toca a las mujeres que acabamos estos últimos años de carrera de medicina. Si, para mi es una gran responsabilidad, ya que si nosotras mismas no nos damos realmente cuenta del problema en todas sus dimensiones, si no somos nosotras ayudadas por otras mujeres, las que intentamos que esta discriminación de la mujer por parte de la medicina desaparezca de una manera total, si no somos nosotras las que hagamos ver la necesidad y la urgencia de este cambio radical en la concepción de la mujer y, aquí en particular, en la concepción de la mujer por la medicina, si no somos nosotras, las mujeres y médicas que tiramos hacia delante todo esto, nadie nos lo hará. Es por todas estas razones de miedo e incerteza frente al futuro que me espera en unos meses, de responsabilidad durante toda una vida como médica y como mujer que decidió hacer este trabajo. Está claro que falta documentación, un análisis más profundo de la situación, mucha más valoración, más elaboración. Pero la mujer forma parte de la historia y por tanto de la historia de la medicina y, si no ha tenido más importancia es por todos los hechos que he intentado explicar en este trabajo. Esta situación es totalmente injusta y yo espero que, a partir de ahora, de estos últimos años en los que la mujer ha empezado a tomar conciencia de que no es un ser inferior, de que tiene los mismos derechos que los hombres, que tiene su propia vida, que es independiente, espero que esta situación comience a cambiar.
Santano Soler A. La rellevància de la dona en la medicina. Curs 2010-11
La elaboración de este trabajo me ha eclipsado de principio a fin. He disfrutado redactando la historia de nuestros días, desde otro punto de vista totalmente desconocido para mí, al margen de los descubrimientos y de los grandes trabajos llevados a cabo por los seres humanos tal y como se estudia. He escogido mujeres al azar de cada una de las épocas, descartando las más célebres, para así documentarme un poco más sobre ellas y poder aprender con entusiasmo. Me ha parecido muy interesante la labor que llevaban a cabo las mujeres, tanto solas como a través de sus hombres (aprovechándose de la sabiduría de estos o aprendiendo e innovando), como la gran devoción para ayudar a los desvalidos que perdura, siempre, en el espíritu de todas ellas, a pesar de las adversidades o trabas que la vida les impone. Este es un espíritu por el cual todo el mundo se debería de mover a lo largo de su vida y el que realmente te hace ser alguna cosa destacable entre la multitud. Con este trabajo, me gustaría dar las gracias a cada una de las mujeres que han existido, desde que la medicina nos rodea, por la aportación meramente significativa que nos han llevado a la medicina actual, sin tener casi relevancia las fuentes e instrumentos usados. Gracias a la evolución social y cultural a lo largo de la historia, especialmente en las últimas décadas, las creencias hacia las mujeres han ido transformándose hasta conseguir una igualdad merecida con los hombres. Así, con la desaparición de las ideas de que la mujer solo servía para tener hijos y cuidar la casa, sin oportunidad de recibir una buena educación, infravalorando su inteligencia y capacidad para conseguir un sitio y/o rol de trabajo, han permitido la aparición de grandes mujeres en el mundo de la medicina, donde actualmente y, curiosamente, el porcentaje de doctoras supera al de doctores.
Simón Flores A M. Les dones a la història de la medicina
Después de analizar el papel de la mujer dentro de la medicina a lo largo del tiempo y comparar algunas biografías de doctoras de alrededor del mundo he podido llegar a las conclusiones siguientes: por un lado, tal y como sospechaba al principio, debido a la misoginia general de la sociedad y de la religión hacia la mujer, esta ha quedado relegada a los trabajos domésticos de tiempos pasados y, le ha sido casi imposible desarrollarse en cualquier otro campo, incluyendo el de la medicina. Las pretensiones de la iglesia católica en relación a la educación de la mujer hasta en el siglo XIX (época de las primeras revoluciones feministas, ya que las revueltas anteriores a estos datos no surtieron efecto en la sociedad), donde se adoctrinaba según las convicciones católicas, hicieron que las mujeres pensasen como ella: se tenían que quedar relegadas en las labores domésticas. Podríamos afirmar entonces, que el factor predominante que influyó en el papel de la mujer hasta la sociedad fue la iglesia, ya que no podemos olvidar que, durante siglos, esta también controlaba la política y la cultura. De esta manera, no parece muy contradictorio que en un primer momento la mujer fuese la que se encargaba de curar y atender a los enfermos y que, con la aparición de las sociedades organizadas, las ciudades y los estados (y, en consecuencia, de la religión), la medicina se convirtiese en un estudio de escuela y que las mujeres, por el simple hecho de serlo, no pudiesen optar a ejercer en este ámbito. Afortunadamente, hubo algunas que se atrevieron a infringir las normas y luchar por su sueño de estudiar medicina, todavía que tuviesen que disfrazarse de hombres para conseguirlo. Por otro lado, otro hecho que me ha llamado mucho la atención es que la gran mayoría de investigadores contemporáneos han investigado una parte o totalidad de su búsqueda en los Estados Unidos. Esto podría ser así debido a que los Estados Unidos ha sido una gran potencia mundial durante todo el siglo XX y, después de las dos Guerras Mundiales Europeas, se convirtió en un país de oportunidades para muchos, especialmente para los investigadores. Pese a que el mundo actual gira alrededor de la ciencia y la tecnología, parece ser que muy poca gente está verdaderamente interesada en conocer a aquellas personas que están detrás de un gran avance científico o médico y, es por eso que la gran mayoría de médicos e investigadores permanecen en el anonimato. No hace falta decir que, si ya les pasa eso a los hombres, en las mujeres la situación es todavía peor: muchas de ellas han tenido que permanecer en el anonimato forzosamente y publicar sus descubrimientos con pseudónimos masculinos y otras han tenido que soportar las duras críticas de sus compañeros masculinos por falta de credibilidad por el simple hecho de ser del sexo femenino. La gran mayoría de mujeres que he citado en el trabajo y, todas las médicas en general se han casado y han tenido hijos, de manera que se puede comprobar que, pese a haber formado una familia, no han renunciado a su sueño por ella, de la misma manera que tampoco no lo han hecho sus compañeros masculinos. Hay que destacar que, pese a que he explicado la biografía de bastantes cirujanas e investigadoras, actualmente pocas mujeres ocupan estos lugares en el mundo de la medicina y, al contrario, abundan más cargos donde se requiere menos sangre fría y donde se tienen menos responsabilidades. Esto puede ser debido a muchos factores. En primer lugar, podría ser porque muchas han preferido formarse para cargos que les permitiesen ocuparse también de la casa y de la familia, cosa que demostraría que el pensamiento machista todavía abunda en las mujeres. También podría ser porque todavía no está socialmente aceptado y pocas se atreven a romper los estereotipos. Otra explicación podría ser que simplemente la cirugía y la investigación no sean campos que atraigan a las mujeres, ya que, por un lado, a nivel nacional, el sector de la investigación no es muy popular en España y, por otro lado, el hecho de requerir que se tenga sangre fría, cierta agresividad, competitividad y una rápida capacidad de decisión en la cirugía, siendo estas características generalmente atribuidas a los hombres, ha hecho que muy pocas mujeres lleguen a plantearse esta posible salida profesional, explicación que volvería a demostrar el arraigo del pensamiento sexista en las sociedades del siglo XXI. Finalmente, es necesario decir que la situación está cambiando actualmente. Cada vez son más las mujeres que deciden estudiar la carrera de Medicina y, cada vez son más las que están consiguiendo llegar a cargos más importantes, antes impensables para una mujer. La sociedad está evolucionando y, este hecho es una prueba irrefutable. Aun así, hace falta trabajar mucho para luchar contra los estereotipos machistas todavía fuertemente arraigados en las sociedades occidentales porque las mujeres puedan, definitivamente, luchar para aquello que quieren sin que nadie las juzgue, ni las desaliente.