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3. Cervantes, entre fracasos y en la cárcel

Parte1. Capítulo XXIII. "Iba saltando un hombre de risco en risco..."

3. CERVANTES, ENTRE FRACASOS Y EN LA CÁRCEL

   Su vida en libertad está llena de intentos fallidos para lograr puestos, destinos. Ni logrará ir a las Indias, como pretendía, ni tampoco, al final de su vida, ir a Nápoles en el cortejo del nuevo virrey, el conde de Lemos. En mayo de 1581 le mandan a Orán con una misión que se desconoce: tenemos muy pocos documentos que nos aporten datos fidedignos de su vida.
  A comienzos de 1584 conoce a Ana Franca de Rojas, casada, con quien tendrá una hija, Isabel de Saavedra. El 12 de diciembre de ese mismo año se casa en Esquivias con la joven Catalina de Palacios Salazar. En 1590 pide en vano un puesto vacante en las Indias.
  Escribe obras de teatro con cierto éxito entre 1581 y 1587. De esta etapa nos han llegado solo dos: La destrucción de Numancia y El trato de Argel, aunque conocemos el título de siete más.
  En 1587 lo nombran comisario de los suministros de las galeras reales y se traslada a Sevilla para conseguir trigo y aceite para abastecer a la Armada Invencible. El vicario general de Sevilla lo excomulga por haber embargado el trigo de varios canónigos de Écija. Acabará en la cárcel de Castro del Río el 19 de septiembre de 1592 a causa de un nuevo embargo de trigo a los canónigos, pero será enseguida liberado.
   En 1594 se le nombra recaudador de impuestos impagados, y otra vez será encarcelado, esta vez en la Cárcel Real de Sevilla, en septiembre de 1597, por supuestas irregularidades, aunque la razón fue la bancarrota del banquero sevillano al que había hecho depósito Cervantes de las sumas recaudadas. En marzo de 1598 está ya libre.
  En el prólogo al lector de la primera parte del Quijote dirá: “¿Qué podría engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación”. Parece, pues, que la idea se le pudo ocurrir en la Cárcel Real de Sevilla, pero el estímulo decisivo sería literario: el éxito del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, cuya primera parte se publica en 1599.
 
 
2. Cervantes, soldado de mala fortuna2.   4.
 

 

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