Los precedentes

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La caricatura, según los estudiosos de la materia arranca en la antigüedad clásica. En las excavaciones de Pompeya, ya se descubrieron en las paredes de algunos edificios, gravados o pinturas de carácter grotesco o burlesco. Estas imágenes buscan resaltar los aspectos negativos, los defectos o deformidades de personas o animales, para provocar sentimientos de rechazo o burla. Esta tendencia perdurará hasta entrado el siglo XIX.

 

A finales del siglo XIX aparece en Alemania una nueva orientación hacia la caricatura: el psicologismo. Esta tendencia trata de captar y dibujar los rasgos psicológicos más pregones de una cierta persona, separándose de la crítica ácida o amarga. No se busca el ridículo, sino el carácter; de aquí el término de caracterizar o caricaturizar. Más importante que la forma – o la deformidad -, es captar y plasmar en un dibujo los rasgos más sobresalidos de una determinada persona.

Cabanès A. La Médecine en caricature Cabanès A. La Médecine en caricature Cabanès A. La Médecine en caricature

Cabanès A. La Médecine en caricature

“Por lo que atañe a la caricatura médica, es comprensible que, en un principio, nuestra profesión haya incitado a la burla de los artistas. El hombre sano se ríe con gusto de aquel al que cree que nunca tendrá que recurrir, pero un día humilde y sumiso, vendrá a tratarse los pies. El médico, entonces, no abusará de su victoria; acogerá al paciente arrepentido sin tenerle en consideración las injurias que ha recibido. Nuestra profesión, desde siempre, ha sido objeto de sátira; los escritores, durante diferentes épocas la han denigrado continuamente, pero ninguno como los caricaturistas, que han ejercido el arte a nuestras expensas. Ninguna corporación ha sido más maltratada que la nuestra.”

 

El Doctor Cabanès (1928), en el primer volumen de la su obra, La Medicine en caricature, se lamenta de que el médico y la enfermedad siempre hayan sido blanco de la sátira, principalmente desde la caricatura. Reproducimos sus palabras (p. 6):

 

“Nuestra profesión, desde siempre, ha sido objeto de la sátira; los escritores, durante diferentes épocas la han denigrado continuamente, pero ninguno como los caricaturistas, que han ejercido el arte a nuestras expensas. Ninguna corporación ha sido más maltratada que la nuestra.”

 

Champfleury. Histoire de la caricature moderne. Champfleury. Histoire de la caricature moderne. Champfleury. Histoire de la caricature moderne.

Champfleury. Histoire de la caricature moderne.

 

Francés J. El Mundo ríe : la caricatura universal en 1920. Francés J. El Mundo ríe : la caricatura universal en 1920. Francés J. El Mundo ríe : la caricatura universal en 1920.

Francés J. El Mundo ríe : la caricatura universal en 1920.

 

 

En su obra, La caricatura contemporánea, Bernardo Barros escribe sobre la evolución de la caricatura (p. 16-17):

 

“La caricatura ha sufrido una evolución. Los antiguos humoristas creyeron que la esencia del género consistía en la estupenda exageración de algún defecto físico. Buscaban lo aisladamente grotesco. Perseguían la idea descuidando la forma. Esto dio lugar á un amaneramiento insoportable. No se pensó en la armonía de lo deforme. Se falseó el valor de la línea. Y se olvidó que todo arte, para merecer el nombre de tal, debe sustentar un canon estético.

 

El humorismo ha de basarse, inevitablemente en las condiciones que Henri Mounnier supo utilizar en sus trabajos: la observación, el perfecto estudio de las actitudes psicológicas y la suficiente memoria para recordar que la risa puede ganarse con sólo copiar la realidad, que rechaza todas esas deformidades estupendas”.

 

Como fruto de la evolución de la caricatura surgirán, según Barros (1916; Vol 1) cuatro escuelas. La escuela alemana era la escuela más moderna que influyó sobre las demás. Escribe Barros (p. 25):

 

"Los alemanes, grandes maestros, influyen directamente sobre las otras escuelas. Ellos han modificado los más opuestos criterios. Constituyen el núcleo fuerte. Y bien puede decirse que han determinado el punto vulnerable de la línea. Porque con ella lo han dibujado todo, encontrando matices que parecían exclusivo patrimonio de los japoneses. Los alemanes van asegurando el predominio mundial. La misma caricatura francesa, tan pulida y elegante, ha caído en un amaneramiento amigo de de los gestos de salón. Los ingleses sostienen el abolengo de sus modelos actuales. Y en cuanto á los norteamericanos, yo no creo –con muy escasas excepciones– que tengan un criterio estimable, capaz de dar una sana influencia que perfeccione la técnica de otros".

 

Según este autor, la nueva visión de la caricatura presenta aspectos que se encuentran en la caricatura alemana más evolucionada: la línea, la psicología y la leyenda. Habla de impresionismo de la línea, ya “la caricatura es un arte esencialmente impresionista”. Por lo que concierne a la psicología, el autor la considera un “nuevo aspecto del que no pueden prescindir los humoristas modernos” (p. 42 y 44)

 

 

“Habrá surgido con él otra dificultad y otra pesquisa. Pero se ha logrado la perfección de un arte, creándole su verdadero espíritu á la vez que se ha destruido su antiguo aspecto de clown...”

 

"La psicología fue la integral de todos los factores. Convencidos los nuevos caricaturistas de que el arte no es una ficción, dieron á sus obras aquella misma virtud perseguida en la pintura de retratos. Ahondaron esquemáticamente en los espíritus y acecharon, antes que el parecido físico, la moralidad interior, comprendiéndola, imponiéndose una sintetización similar a la sintetización de la línea”.

 

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